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LOS ELECTRICISTAS

Que hacemos los electricistas

Mucha gente no valora el trabajo de los electricistas. Generalmente, cuando alguien adquiere una propiedad, hace visitas a todos los sitios existentes, asiste a eventos, teatros, hoteles, restaurantes, etc., todo parece que funcionara a la perfección. Pero ¿Quién esta detrás de todo este sistema de cosas que alumbran y funcionan? Obviamente los electricistas, ese grupo de personas anónimas que día a día se esfuerzan para que todos puedan disfrutar de las instalaciones eléctricas.

Pero no lo hacen como por arte de magia, los electricistas tienen que prepararse muy bien en el día a día, bien sea aprendiendo de sus maestros o jefes de obra, estudiando y haciendo cursos para nivelarse con los grandes y pequeños cambios que nos dan los avances tecnológicos y los nuevos diseños de los distintos sistemas de cosas que se hacen visibles en el presente.

Son varios los distintos caminos por los que tiene que andar el electricista por que existen varias áreas de especialización. Así vemos al electricista en la construcción, en la industria, en el comercio, como instalador, reparador de electrodomésticos, etc.

Su afán de progreso y superación por adquirir más conocimientos y experiencia lo lleva a cubrir cualquier necesidad y requerimiento. Su meta es brindar calidad y buen servicio.

Para ser electricista hay que formarse. Es común ver a una persona subirse en un poste a realizar una conexión de una acometida eléctrica o desarmar un electrodoméstico sin estar preparado para ello.

En Venezuela existen varias instituciones donde se imparten cursos de electricidad, una de ellas son las Escuelas Técnicas Industriales ahora llamadas Escuelas Técnicas Robinsonianas. Así lo decía ese gran maestro Simón Rodríguez:

“Si la instrucción se proporcionara a todos….entre los que vemos con desdén, hay muchísimos que serian mejores que nosotros, si hubieran tenido escuelas”


EL SEÑOR DIOS Y EL ESPIRITU SANTO NOS BENDIGA

26 oct 2011

ARTE CULINARIO BASICO






 
Durante las vacaciones escolares mi esposa y yo estuvimos mirando las distintas opciones que ofrecían en el mercado sobre cursos para estudiantes de educación primaria y secundaria. Ya hacia algunas semanas que ella insistía en darles a ambos un curso de iniciación de cocina, así fue como comenzamos a visitar algunas instituciones que ofrecían esta disciplina y nos decidimos por una institución ubicada en la calle 78 con Av. H de nombre CEGAMA.
Alex quedó ubicado en un curso matinal durante tres (3) días alternos a la semana con duración de 4 horas por día. En cada clase, los platos elaborados eran obsequiados al alumno a la hora de la salida, por lo que todos aprovechábamos  probar sus recetas a diario, las cuales el nos ofrecía con mucho orgullo.
Así transcurrió el mes del curso y en algunas ocasiones Alex hizo intentos por repetir las recetas en la cocina de la casa, y en una ocasión hasta cenamos con unos deliciosos nuggets de pollo  que aprendió a cocinar. Otras veces, a falta de materiales, preparaba sus tradicionales panquecas que su mamá le enseño a preparar anteriormente.
En una ocasión, las maestras cocineras organizadores del curso lograron una entrevista en el programa de Joe González, “La Paila Caliente”, presentando a los participantes y exponiendo las bondades del curso de cocina en el programa televisivo. Por primera vez Alex sale por televisión.
Una vez terminado el curso, se repartieron los diplomas y se hicieron las invitaciones para continuar en niveles mas avanzados de cocina, pero lamentablemente, Alex iniciaba sus clases de Bachillerato, música e ingles y no tenia chance en ninguno de los horarios programados de los cursos, por lo que suspendimos su adiestramiento.
Una vez iniciada las clases y entrar nuevamente en la rutina diaria, Alex se olvidó de las habilidades culinarias aprendidas, hasta hace pocos días que notamos que había perdido el apetito, frente al plato que se le servía mostraba indiferencia y muchas veces repulsión, a veces haciendo comentarios como “esa comida no me apetece”, “Esa comida es de ayer”, en fin, por mucho esfuerzo que hiciéramos para que comiera, no logramos vencer su desanimo  alimenticio, y no fue hasta el día de ayer que se decidió prepararse su comida.
Fue así que se metió en la cocina dispuesto a preparar algo que calmara su apetito acumulado y yo, disimuladamente, cámara en mano, observaba lo que preparaba. En plena faena, mientras las tocinetas se cocinaban en la sartén, Alex terminaba de preparar la bebida que le serviría de acompañamiento expresando cuando probaba este  “Papá,  prueba este guarapo que está exquisito”. Viendo lo que hacia, me imaginé que el menú seria poco menos que un Suflé de queso con tocineta y huevos debido a los ingredientes que se exhibían en la cocina.
Me retiré silenciosamente a la sala y esperé pacientemente hasta que pusieran y sirvieran la mesa. Así transcurrieron los minutos hasta que al fin se apareció Alex colocando en la mesa su plato y su bebida y mientras volvía a la cocina aproveché y saqué una foto de aquel plato servido, el cual resultó ser un pan relleno con queso y tocineta, o sea, un sándwich.




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