Translate

Páginas

LOS ELECTRICISTAS

Que hacemos los electricistas

Mucha gente no valora el trabajo de los electricistas. Generalmente, cuando alguien adquiere una propiedad, hace visitas a todos los sitios existentes, asiste a eventos, teatros, hoteles, restaurantes, etc., todo parece que funcionara a la perfección. Pero ¿Quién esta detrás de todo este sistema de cosas que alumbran y funcionan? Obviamente los electricistas, ese grupo de personas anónimas que día a día se esfuerzan para que todos puedan disfrutar de las instalaciones eléctricas.

Pero no lo hacen como por arte de magia, los electricistas tienen que prepararse muy bien en el día a día, bien sea aprendiendo de sus maestros o jefes de obra, estudiando y haciendo cursos para nivelarse con los grandes y pequeños cambios que nos dan los avances tecnológicos y los nuevos diseños de los distintos sistemas de cosas que se hacen visibles en el presente.

Son varios los distintos caminos por los que tiene que andar el electricista por que existen varias áreas de especialización. Así vemos al electricista en la construcción, en la industria, en el comercio, como instalador, reparador de electrodomésticos, etc.

Su afán de progreso y superación por adquirir más conocimientos y experiencia lo lleva a cubrir cualquier necesidad y requerimiento. Su meta es brindar calidad y buen servicio.

Para ser electricista hay que formarse. Es común ver a una persona subirse en un poste a realizar una conexión de una acometida eléctrica o desarmar un electrodoméstico sin estar preparado para ello.

En Venezuela existen varias instituciones donde se imparten cursos de electricidad, una de ellas son las Escuelas Técnicas Industriales ahora llamadas Escuelas Técnicas Robinsonianas. Así lo decía ese gran maestro Simón Rodríguez:

“Si la instrucción se proporcionara a todos….entre los que vemos con desdén, hay muchísimos que serian mejores que nosotros, si hubieran tenido escuelas”


EL SEÑOR DIOS Y EL ESPIRITU SANTO NOS BENDIGA

3 nov 2017

La Revolución Industrial



Con el nombre de Revolución Industrial se designa el conjunto de cambios económicos y tecnológicos que transformó la sociedad agraria y artesanal del Antiguo Régimen en las modernas sociedades industriales, dotadas de una dinámica de crecimiento económico sostenido. Aunque el hombre ha gobernado la naturaleza y «fabricado» objetos desde la más lejana antigüedad, la producción industrial propiamente dicha (es decir, la fabricación a gran escala de bienes mediante máquinas movidas por energía inanimada) no comenzó hasta mediados del siglo XVIII en Inglaterra, marco de inicio de la Revolución Industrial.


Desde entonces, la industria ha evolucionado enormemente, y la perspectiva temporal ha permitido a los historiadores señalar en su desarrollo distintas fases, para cuya acotación suele emplearse, entre otros criterios, el predominio de ciertas fuentes de energía, materias primas o sectores industriales. Se han propuesto diversas periodizaciones de la industrialización de los países capitalistas más desarrollados, esencialmente los de Europa occidental y América anglosajona. Aunque algunos autores han acuñado para tiempos recientes expresiones como «Tercera Revolución Industrial» (e incluso Cuarta), únicamente las etapas denominadas «Primera Revolución Industrial» (o «Revolución Industrial» a secas) y «Segunda Revolución industrial» gozan del favor casi unánime de los especialistas.
La Primera Revolución Industrial abarcaría aproximadamente desde mediados del siglo XVIII hasta 1870, mientras que las transformaciones que caracterizan la Segunda Revolución industrial se produjeron principalmente entre 1870 y la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Aunque el primer periodo comprende un fenómeno primordialmente británico, su éxito se propagó rápidamente a parte del continente europeo, por lo que por extensión se denomina también «Revolución Industrial» a los diversos procesos nacionales de industrialización iniciados más tardíamente en otros países.

Que se califique de «Revolución» lo que parece un tranquilo avance evolutivo no sorprende cuando se tiene en cuenta que los medios de subsistencia de la especie humana y sus estructuras económicas apenas habían experimentado cambios sustanciales desde el Neolítico. De hecho, se ha hablado de «Revolución neolítica» para indicar la trascendencia que tuvo para el devenir de la humanidad, a partir del 9000 a.C., el paso de una economía de caza y recolección a otra fundada en la agricultura y la cría de ganado, con consecuencias lentamente verificadas pero importantísimas: aumento y sedentarización de la población, establecimiento de aldeas, excedentes que impulsan el trueque y aparición de formas primitivas de organización social.

Ver publicacion completa en el siguiente link:

No hay comentarios:

Publicar un comentario